viernes, 17 de julio de 2009

Para que andar cuando se puede rodar.....


A Iván le cambió la vida repentinamente cuando solo contaba con 16 años. El destino quiso que un accidente de tráfico lo dejara postrado en una silla de ruedas para siempre... De esto han pasado ya 7 años... Aún recuerdo el olor que desprendía la sala de la UCI en la que Iván estaba tumbado en una cama rodeado de tubos, vendas, etc etc... Aún recuerdo su salida del hospital y su recuperación....... A día de hoy, Iván es campeón de Europa en Baloncesto de silla de ruedas y subcampeon con su equipo en La Liga Absoluta de Baloncesto en España, 7ª posición en el campeonato nacional de Poker (está como una cabra, jajaja) y, lo más importante, muy feliz... Admiro su coraje...
En todos los blogs (espacios de msn) que he tenido suelo poner esta carta que le escribió mi tío (padre de Iván) al conductor del coche que no quería asumir su error además de la carta que escribí yo unos meses despues y que publicaron en una revista nacional. Es interesante su lectura, pone los pelos como escarpias....


CARTA DE UN PADRE CON UN HIJO PARAPLÉJICO POR CULPA DE UN DESGRACIADO ACCIDENTE DE TRAFICO.



La ilusión de mi vida era esperar a que llegara cada fin de semana para ver jugar a mi hijo al futbol.

Ver como, cuando hacía una bonita jugada o marcaba un bonito gol, la gente de mi alrededor comentaba lo bien que lo había hecho en esa jugada o en ese gol un chico conocido como Toscano y sin saber ellos que yo era su padre; a mi me llenaba de alegría y satisfacción.

O cuando el presidente de su club de fútbol me dijo que el REal Madríad se lo quería llevar para hacerle una prueba.

O cuando el F.C. Barcelona se lo llevó para hacerle también otra prueba.

O cuando me vi en Madrid con mi hijo haciendo las citadas pruebas rodeados de gente importante en el fútbol.

O simplemente cuando marcaba un gol y se acercaba a mi a dedicármelo; esa era la ilusión de mi vida.


Pero la desilusión llegó de repente cuando, un día, me llamaron del hospital y me dijeron que mi hijo estaba en urgencias porque había sufrido un accidente de tráfico y no movía de cintura para abajo, en ese momento quise morirme.

O cuando me dijeron que jamás volvería a caminar.

O cuando ves a tu hijo empotrado en la cama de un hospital rodeado de tubos y máquinas y no puedes hacer nada por él. La impotencia te inunda y te amarga y te deja descompuesto y sin ganas de vivir.

El estar en una silla de ruedas no solo es no poder caminar, son muchas cosas más:

Como no poder orinar, porque no sientes nada y te tienen que meter una sonda y sacar la orina.

Como el que tengas que llevar pañales porque te haces encima y no te das cuenta.

Como el no poder tener relaciones sexuales porque no tienes erecciones.

Como el tener que cambiarte de postura cada tres horas porque no te circula bien la sangre y te puede ocasionar una escara o úlcera.

E infinidad de problemas que conlleva estar en una silla de ruedas y necesitaría mucho papel y tiempo para mencionarlas.

Ahora la ilusión de mi vida sigue siendo él. Me satisface darle un beso y ver que lo tengo vivo conmigo aunque sea en una silla de ruedas.

A nadie en este mundo le deseo lo que yo he sufrido y estoy sufriendo por ver a mi hijo en el estado en el que está.

En esta vida hay tres cosas fundamentales en una persona, que son: la moral, la ética y la sensibilidad; y yo le pregunto: ¿usted las tiene?

Esperando que nunca pase por lo que yo estoy pasando, le saludo atentamente.


Fdo. J.J. M. C.

Padre del chico parapléjico



A continuación la carta que escribí yo y envié a una revista de tirada nacional y que publicaron unas semanas despues:


Un buen verano -pensé yo cuando leía en el periódico un árticulo que hablaba sobre los programas basura de ese año.

Nunca imaginé que el verano que venía iba a ser uno de los peores, sobre todo para Ivan. Siempre nos habían dicho que hay que tener mucho sentido común en la carretera ya que en una décima de segundo un accidente te puede cambiar toda la vida y no solo a tí, sino a toda la gente que te rodea... amigos, padres, hermanos, en fin a la gente de tu entorno.

Esta es la historia de Iván, un chico de 16 años al que le apasionaban las motos y al que la imprudencia de un conductor le cambió repentinamente la vida. ¿Que se puede contar de él? Que es un chico muy activo, que empezaba a vivir la vida, pero quizá su único error fue su pasión por las motos. Pero, ¿quien nos dice a nosotros lo que nos debe gustar y lo que no para que luego no nos pase factura?

Todo ocurrio en Junio de no se que año, en una de las calles más transitadas de nuestra ciudad en la Región de Murcia.

La noche anterior nos habíamos montado una pequeña juerga: reíamos y bailábamos sin pensar que, al día siguiente iba a ocurrir algo y que a partir de entonces, ese verano no tendría días de color rosa sino días teñidos de gris.

Todo sucedió así: una moto, delante un coche, el conductor impruedente del coche, una caida, policías, ambulancias, hospitales, más hospitales, UCI, lágrimas y una ciudad: Toledo. Algún lector se preguntará que qué pinta Toledo en todo esto. Pues bien, en Toledo está el hospital más importante de parapléjicos de toda Europa. Si, es como lo imaginan, la gran consecuencia de ese accidente fue un único dañado y ese es Iván, mi primo, que gracias al conductor impruedente, está hoy en una silla de ruedas sin poder caminar. Se que está mal decir esto, pero, ¿no es mejor que paguen las consecuencias aquellos conductores que ocmenten las impruedencias y no las personas inocentes que el único mal que comenten es pasar por esa calle, en ese mismo momento y a esa misma hora? ¡¡Que injusta es la vida!! Y para colmo no reconcen su mal.

pero dejémonos de resentimientos que al fin y al cabo no sirven para nada.

¿Y como les dices a unos padres que su hijo ha tenido un grave accidente con la moto?, ¿Como le dices a un chaval que comienza a vivir que quizá no vuelva a caminar?

Al menos lo puede contar y no ha habido consecuencias peores del accidente.

toledo es una ciudad muy bonita, Iván ha hecho muchos amigos en el hospital y poco a poco recupera la felicidad que le caracterizaba antes de aquella fatídica tarde. Pero las personas tenemos días buenos y días malos, días en que te levantas bien y días en que te levantas peor.

confiemos en los adelantos de la ciencia, confiemos en que algún día Iván pueda caminar gracias a algún implante, medicamento u operación con éxito.

Por último, me gustaría dar un par de consejos a los conductores impruedentes y a las personas inocentes que han pasado o están pasando por la misma situación que Iván. A los primeros decidles que, por favor, respeten las normas de tráfico y que piensen que no van solos por la carretera para hacer lo que quieran, cuando quieran, sin pensar en los demás. Y a los segundos decidles que no todo se acaba ahí, que sigan adelantes, que piensen en ello como un bache que te pone la vida y en seguir de frente como buenos vencedores de pequeñas batallas.

Y esta es la cruda realidad de la vida que he querido reflejar en un papel par apoder compartirla con todos ustedes...



Saludos cordiales...

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